Fue un 14 de abril
cuando la esperanza y la ilusión dibujaban un futuro mejor para los españoles
que desbordados de alegría abarrotaban una Puerta del Sol sembrada de banderas
tricolor. Algo parecido ocurría en multitud de ciudades donde el pueblo salió
también a la calle en riadas celebrando la llegada de un sistema mucho más
justo y democrático. Hoy celebramos el 87 aniversario de aquella histórica
fecha.
La propaganda de
la dictadura franquista consiguió que calase en la sociedad española la idea de
calificar la Segunda República Española como un régimen político funesto, que
dividió a los españoles y alimentó la violencia entre ellos. Hasta el
diccionario de la Real Academia Española recoge una acepción del término
república como “lugar donde reina el desorden”. Tal atribución es interesada e
ilegítima, pues España venía viviendo durante los 50 años anteriores a la
República abundantes revueltas y quemas de iglesias. Durante décadas fue
frecuente la represión de los movimientos populares por pistoleros a sueldo de
las capas económicamente dominantes, y las propias fuerzas del Estado recurrían
a la violencia arbitraria con detenciones, torturas y ejecuciones sin juicio.
La República es libertad,
igualdad y no dominación, donde las personas son ciudadanos, no súbditos. La 2ª
República española, nacida el 14 de abril de 1931, se distinguió por una
ampliación de las libertades y las oportunidades, lo que significaba cambio,
modernidad y ampliación de derechos, uno de los acontecimientos de mayor
relevancia del siglo xx, por las consecuencias políticas, sociales y económicas
que trajo consigo y que estuvieron siempre orientadas al cambio y la
modernización de España.
Con la
constitución de 1931, España se colocó como uno de los estados más progresistas
en el ámbito internacional. La 2ª República nos trajo democracia con libertad
ideológica y de pensamiento; el reconocimiento del sufragio universal, con el
consiguiente derecho de voto a las mujeres por primera vez en la historia de
España; principio de igualdad entre hombres y mujeres; separación de poderes;
renuncia a la guerra como instrumento de política internacional; Ley del
Divorcio; Ley del Aborto; libertad de prensa; libertad de opinión; abolición de
la pena de muerte; sanidad Pública; etc.
La Constitución de
1978 contiene preceptos contradictorios y antidemocráticos, proclamando el art.
1.2 que “la soberanía nacional reside en
el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”, pero el art. 56.3,
establece que “la persona del Rey es
inviolable y no está sujeta a responsabilidad”, algo incompatible con el
principio de igualdad entre todos los españoles.
Con 40 años de
constitución, ha llegado el momento de que los españoles decidamos en plena
libertad el régimen que deseamos para España, superando el anacronismo actual y
donde el pueblo elija libremente a todos su representantes públicos, por
supuesto incluyendo al jefe del Estado. Es necesaria la celebración de un referéndum
donde poder elegir libremente entre Monarquía o República.
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