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08 octubre 2012

A vueltas con el IBI

Las administraciones públicas están para servir al interés general de los ciudadanos, aunque hay gobernantes que tienen un concepto muy diferente de la administración, se olvidan del término servir, y lo cambian constantemente por el de mandar. Entre estos se encuentra el alcalde de Torremolinos, Pedro Fernández Montes, con una forma de gobernar-mandar, al menos, pintoresca.
Torremolinos tiene uno de los ayuntamientos más oscurantista de España, donde la gestión del dinero público se realiza de forma caprichosa, partidista y electoralista. El método utilizado se resume en: “hay que hacer lo que agrada al Alcalde, hay que ocultar a la opinión pública lo que se hace”.  

Sólo en el cumplimiento de este método se puede entender lo que está ocurriendo con el IBI de este año; mejor dicho, con los ciudadanos que se han “atrevido” a reclamar, a través de un recurso de reposición, los recibos emitidos de forma considerada ilegal. El Alcalde ha desestimado todas las reclamaciones y en la comunicación que la Secretaria General Accidental del ayuntamiento realiza a los reclamantes, ésta añade una amenaza inadmisible en un estado de derecho. Se amenaza con retirar la subvención que tienen en el IBI, si no pasan en el plazo de diez días por el ayuntamiento y firman un escrito, que ya le tienen preparado, y donde le exigen expresamente su aceptación de la liquidación realizada por el ayuntamiento y su renuncia a reclamar. Esto, ética y políticamente, es inadmisible, pero penalmente también tiene su calificación… prevaricación.

El artículo 404 del Código Penal recoge que “A la autoridad o funcionario público que, a sabiendas de su injusticia, dictare una resolución arbitraria en un asunto administrativo se le castigará con la pena de inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de siete a diez años.

La arbitrariedad de la Secretaria accidental se concreta en una resolución jurídicamente incorrecta, que no se sostiene mediante ningún método aceptable de interpretación de la ley, siendo simplemente un hecho esperpéntico. Quieren conseguir, con chantajes, amenazas y engaños, que los ciudadanos de Torremolinos no se atrevan a reclamar nada al ayuntamiento, pues las represalias le proporcionaran un mayor perjuicio.

El escritor, humanista y economista español, José Luis Sampedro, decía que “El gobernar a base del miedo es eficacísimo. El miedo hace que no se reaccione, el miedo hace que no se siga adelante, el miedo es mucho más fuerte que el altruismo, que el amor, que la bondad.”. Esta es la técnica aplicada por el alcalde Fernández Montes, pero el día que los ciudadanos superen ese miedo, el tiempo de este alcalde se habrá acabado, y la democracia y transparencia entrará en el consistorio.

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