Hay que estar en el entorno del PP para trabajar en Ayuntamiento y empresas municipales, y que nadie de la familia se le ocurra criticar al alcalde, o… adiós empleo.
El miedo paraliza, bloquea y… finalmente doblega, porque, en último término, hay que pagar las facturas y seguir comiendo.
Y así, el miedo sigue avanzando, ganando terreno. Y las ideas que lo sostienen se imponen: "yo no quiero líos, no quiero hablar del ayuntamiento... tengo un negocio". Y el miedo vence -aunque sea con la mentira como aval-, y sus agitadores encuentran la recompensa anhelada: el Poder.
Otro contrapeso del miedo sería la información. Olvidémonos. Con más de dos millones de euros gastados en los medios de comunicación y la televisión pública, la pluralidad queda reducida a la mínima expresión. La consolidación del pensamiento único y acrítico, ese pensamiento que trata de justificar lo que se está haciendo, es la prioridad de los medios beneficiados. Puede que exista libertad de expresión, pero de poco sirve si no tienes dónde manifestarla.
José Luis Sampedro dice: "Gobernar a base de miedo es muy eficaz. El miedo hace que no se reaccione, que no se siga adelante. El miedo es, desgraciadamente, más fuerte que el altruismo, que la verdad, que el amor. Y el miedo nos lo están dando todos los días en los periódicos y en la televisión".
Todo tiene un límite, y el alcalde ha traspasado ya todos los límites, y los ciudadanos están hartos, y están superando la situación de miedo paralizante y diciendo lo que realmente piensan: “Fernández Montes lleva demasiados años en el poder (20 años cuando termine la legislatura) y es necesario un cambio”
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