La
pobreza, tal y como proclama la ONU, es una violación de los derechos humanos.
Hoy día 17 de octubre se celebra el Día Internacional para la Erradicación de
la pobreza. Dice Naciones Unidas que el objetivo es poner fin a la pobreza en
todas sus formas en todo el mundo. Pero no sólo no hay avances en este sentido,
sino que la evolución va en sentido contrario, cada día hay más pobres y la
pobreza es más severa.
En España, el desempleo y los contratos
basura son las causas más frecuentes para situar involuntariamente a las
familias en la pobreza. Las carencias básicas pueden representar una pesadilla
para muchas personas. Ni la sociedad, ni las administraciones públicas están preparadas
para rescatar a las familias del profundo hoyo que es la falta de techo y
comida.
Según
la Encuesta de Condiciones de Vida 2015, los trabajadores en riesgos de pobreza
y exclusión social en España están aumentando, también entre los jubilados. La brecha entre ricos y
pobres es cada vez mayor.
Hoy hay en España casi 2 millones de
personas pobres más que en 2009. Son los más pobres los que están pagando las
consecuencias de la crisis.
Pero la lucha contra la pobreza es una
responsabilidad colectiva.
Más de la mitad de la población mundial
vive en la pobreza, y la desigualdad entre ricos y pobres es cada día mayor. Más
de mil millones de personas viven con menos de 1 euro al día, lo que significa
1 de cada 6 habitantes de la tierra. El 10% más rico del planeta tiene el 70%
de la riqueza. Treinta mil niños mueren al día de hambre en el mundo.
Andalucía es la Comunidad que tiene (año
2015) la Renta disponible por adulto más baja de España 11.862 euros/año frente
a los 20.264 euros/año del País Vasco, al mismo tiempo es donde existen las
mayores diferencias entre ricos y pobres.
La obligación de los gobiernos, a todos
los niveles, es luchar contra la pobreza, no contra los pobres. Molestan los manteros, los inmigrantes, los
desempleados y los que piden por las calles. Molestan los pobres, no la
pobreza.
Es necesaria una mayor implicación de
las instituciones en atacar las verdaderas causas provocadoras de la pobreza,
pues sólo así se conseguirá disminuir el número de pobres en las ciudades y en
el mundo rural.
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