Hoy, 16 de
noviembre se celebra el Día
Internacional para la Tolerancia, por lo tanto es un buen momento para
defender esta capacidad de las personas para respetar las opiniones, ideas o
actitudes de los demás cuando no coincidan con las propias.
Los
diferentes puntos de vista son naturales, inherentes a la condición humana, y
no pueden dar lugar a agresiones de ningún tipo.
Hoy, en
España, es importante erradicar en la sociedad y especialmente en las personas
dedicadas a la política, la descalificación y el insulto fácil del adversario
político. Es necesario trabajar y esforzarse por la mutua comprensión entre
posiciones políticas distintas, respetando la opinión del otro.
En 1995, la UNESCO aprobó
la Declaración de Principios sobre la Tolerancia, donde se recoge, entre
otras cuestiones, que la tolerancia no es indulgencia o indiferencia, sino que
es el respeto y el saber apreciar la riqueza y variedad de las culturas y las
distintas formas de expresión de los seres humanos.
La carencia
de tolerancia, es decir, la intolerancia genera injusticia, violencia, discriminación
y marginalización. A menudo, la intolerancia, es fruto de la ignorancia, del
miedo a lo desconocido y de un sentido exagerado del valor de lo propio. Por
eso, es necesario educar sobre el tema y enseñar la tolerancia desde la educación
infantil.
La intolerancia con fines políticos es aún más
peligrosa, usando argumentos falaces, se manipulan los hechos y las
estadísticas y se miente a la opinión pública. Por eso es tan importante que el
derecho a la información y la libertad de prensa estén protegidos por leyes eficaces.
El jurista, político,
filósofo y escritor romano Cicerón decía que “Nada resulta más atractivo en un hombre que su cortesía, su paciencia
y su tolerancia”, cualidades hoy ausentes en la mayoría de la clase
política española.
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