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04 noviembre 2019

Manuel Azaña murió hace 79 años


Manuel Azaña nació en Alcalá de Henares en 1880, donde su padre fue alcalde en tres ocasiones, y murió en Montauban (Francia) en 1940.

Azaña fue Presidente del Gobierno de España (1931-33, 1936) y Presidente de la Segunda República entre 1936-39.

El gobierno de Azaña llevó a cabo, con mayor o menor desarrollo, las grandes reformas de la República: Religiosa, Militar, Agraria, Educativa, Política, etc.
El filósofo José Ortega y Gasset, hizo ovacionar a Azaña en el Congreso de los Diputados por realizar “una maravillosa e increíble, fabulosa, legendaria reforma radical del Ejército”.

Al cumplirse el séptimo aniversario de su muerte en el destierro, en noviembre de 1947, se celebró en París, un homenaje en su memoria.

En dicho acto, Diego Martínez Barrio, Presidente de la República en el exilio, le dedicó estas palabras: "Yo he gozado la maravilla intelectual y emocional de grandes discursos. He oído a Salmerón, majestuoso como un dios; a Moret, que conocía y utilizaba sabiamente los secretos del idioma; a Canalejas, cuya dialéctica, servida por enorme cultura, pasmaba a los oyentes; a D. Antonio Maura, artista de la palabra y del gesto; a Melquiades Alvarez, émulo de Castelar; a Lerroux que llegaba, con el más emocionado de los acentos, a las más altas cimas de la inspiración; al propio Alcalá Zamora, impecablemente correcto, en cuyo verbo se unían la grandeza de Donoso Cortés y la belleza literaria de Góngora; a muchos más... Pues bien, ninguno de ellos reunió las múltiples cualidades que se dieron en Azaña".

Azaña fue periodista, escritor, ateneísta… además de un gran político con un claro proyecto de desarrollo, convivencia y democracia para España. El historiador Manuel Tuñón de Lara escribe que “al frustrarse el proyecto político azañista, se frustró casi medio siglo de Historia de España”.

Observando el nivel político que existe hoy en España, comprobamos cuánta razón tenía Azaña cuando manifestaba “No me importa que un político no sepa hablar, lo que me preocupa es que no sepa de lo que habla“. Igualmente cobra hoy plena vigencia, con tanto patriota de pacotilla, sus palabras en el Congreso de los Diputados “que nadie tiene el derecho de monopolizar el patriotismo, y que nadie tiene el derecho, en una polémica, de decir que su solución es la mejor porque es la más patriótica; se necesita que, además de patriótica, sea acertada“.

Valga este humilde reconocimiento, en el 79 aniversario de su muerte, a la figura del republicano Manuel Azaña.

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