El victimismo puede dar resultado a corto y medio plazo, pero a largo plazo tendrá el efecto bumerán y dará un golpe de realidad a la figura del alcalde, que al no reconocer su responsabilidad en los errores de gestión, se está privando de la herramienta más poderosa del intelecto humano: el aprendizaje y la corrección. Son precisamente los errores, tras reflexión y análisis, los mejores consejeros del gobernante. Quejarse, hacerse la víctima, quizás ayude a sentirse mejor, pero nunca solucionan nada. Con los problemas, hay que pararse, reflexionar y analizar todo en su conjunto. Naturalmente, una parte de la responsabilidad de determinadas cuestiones recaerá sobre otros, pero en una ciudad, de una manera u otra, quien gobierna siempre tendrá la mayor cuota de responsabilidad. Y es esa cuota la que no se puede ignorar, pues es muy complicado cambiar lo que hacen los demás, pero de nuestros actos somos los únicos responsables.
Frente
a las carencias de su gestión, el Alcalde, primero las niega y luego deriva las
responsabilidades a otros, siempre al PSOE. El esquema siempre es el mismo: negar
las críticas, desentenderse de las responsabilidades, presentarse como
“víctima” y culpar al PSOE, ¡siempre! Sin embargo, el alcalde Fernández Montes,
no puede rehuir su propia responsabilidad, ni pretender, desde su búnker,
atribuir la culpa de una deuda que se ha gestado y reclamado desde un gobierno
del PP en Málaga, que se ha confirmado por la Justicia en sentencia firme en
2008 y que suma con intereses 17 millones de euros. Todo el proceso judicial se
ha desarrollado con gobiernos municipales en Málaga y Torremolinos del mismo
partido: el PP. Esa es su responsabilidad. No han sabido encarar este desafío y
no han tenido el liderazgo necesario para acordar una solución. Y lo que es aún
más grave, el alcalde de Torremolinos ha engañado a los torremolinenses y a las
administraciones públicas a quienes tenía la obligación de haber informado de
esa deuda que ha preferido esconder durante tantos años. ¡Por supuesto, esto
también es culpa de los socialistas!
¿En
qué manos está el gobierno de Torremolinos? En manos de una patología
psicológica extremadamente pueril: buscar siempre en otros las culpas y
responsabilidades, para evitar asumir y reconocer las propias.
Decía Winston Churchill que “la democracia es la necesidad
de inclinarse de cuando en cuando ante la opinión de los demás”. Esto, en el
ayuntamiento de Torremolinos, no existe.
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