Vamos camino de cumplirse los veinte
años de Fernández Montes y el PP gobernando la ciudad de Torremolinos. Cuatro
legislaturas con mayoría absoluta que le
han permitido gestionar el municipio a su capricho, donde nunca se ha
constituido Junta de Portavoces, tal y como funciona en cualquier ayuntamiento
democrático. Fernández Montes es más de “mandar” que de “gobernar”. Un alcalde egocéntrico
que ha estado más centrado en intentar hacer obras faraónicas, que en potenciar
la actividad local. Prueba de ello son sus intentos, vendidos a bombo y
platillo en la prensa y en los medios del “régimen local”: Hotel 5 estrella en
la Cizaña con 13 plantas; Geriátrico de súper lujo junto al Palacio de
Congresos; Hotel Cruises de 5 estrellas con 25 plantas y helipuerto; Centro
Comercial Peel; Centro de Alto Rendimiento para deportistas de élite, en la
sierra; Teleférico a la sierra; Hotel de 5 estrellas junto a la A-7 de 24
plantas; Parque Acuático de Olas, junto al colegio Atenea; etc. etc., todos
ellos, proyectos fracasados por inconsistencia de los proyectos y falta de
capacidad financiera de los promotores. Se esfumó el humo de la propaganda y
quedó la nada. Bueno en algún caso, algo más que la nada, pues ahí tenemos lo
que iba a ser el Gran Hotel Cruiser convertido en la “piscina más grande del
mundo”, un agujero de unos 100.000 m3 de vacío que supone un elevado riesgo
para la seguridad ciudadana, según los propios técnicos del ayuntamiento.
Lo que sí ha conseguido el alcalde
es adormecer a los ciudadanos, creándoles apatía por las cuestiones públicas o
inyectándoles fuertes dosis de miedo a discrepar del alcalde o criticar al
ayuntamiento, por las posibles consecuencias, que reales o supuestas están en
la mente de los vecinos.
Prácticamente a un año ya de las
elecciones municipales, es hora de ir despertando y que los ciudadanos se
impliquen en el futuro de su ciudad, que exijan compromisos a los políticos
locales y finalmente decidan quién quieren que gobierne en 2015. La
participación ciudadana es fundamental, quien no participa está dejando que
otros decidan por él, está renunciando a uno de los derechos más importantes
que se tienen en democracia: decidir quién administra la cuestión pública.
Si el Ayuntamiento decide sobre
nuestras vidas, es necesario que nosotros decidamos quién gestiona ese
ayuntamiento y cómo se gestiona, exigiendo compromiso, participación ciudadana
y transparencia. Hay que exigirles a los políticos locales que se bajen del “Mercedes”
y que estén en los barrios con la gente, que escuchen sus problemas, sus
necesidades y sus prioridades, y gobiernen conforme a ello.
Es necesario llevar al ayuntamiento
la democracia participativa, integrando a los vecinos en la toma de decisiones,
siendo conscientes de la diferencia y la diversidad.
El cambio de rumbo es posible y
necesario, hay alternativa sólida y sólo depende de la participación de los
ciudadanos a la hora de decidir… en mayo de 2015.
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