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23 octubre 2014

Torremolinos necesita un cambio

A siete meses de la elecciones municipales del próximo mayo, todos sabemos que se ha producido un cambio en el pensamiento de los torremolinenses; nadie sabe qué dirán las urnas en la próxima consulta, pero el otro día me decía una señora de derechas de toda la vida, votante del PP y defensora de Pedro Fernández Montes: “Yo siempre he votado a Pedro, creo que ha hecho cosas buenas, pero ya se tiene que ir. No porque esté más o menos mayor, sino porque se ha quedado sin ideas y no escucha a nadie. La ley no debía permitir a un alcalde estar tantísimos años en el sillón”

Este sentimiento es compartido por muchísimos votantes del PP en la ciudad. EL alcalde, Fernández Montes, es conocedor de esta realidad que le pone bastante nervioso… aterrado. Lo que ha ocurrido es que por fin ha caído el muro del miedo en el municipio. Un miedo instaurado por el ayuntamiento y que buenos réditos le ha dado al alcalde. Cayó el muro y la gente ha empezado a respirar un poco, y cuando la gente respira y es libre, es más difícil la manipulación. El miedo ha servido para construir y apuntalar un régimen local sectario, basado en el clientelismo y la arbitrariedad, con hondas raíces en toda la sociedad.

Fernández Montes no sólo se ha quedado sin ideas, lo que aún es más grave es que su nefasta gestión económica ha llevado al ayuntamiento a la “bancarrota” y se ha puesto a rapiñar absolutamente todo, metiendo directamente la mano en la cartera de los vecinos: IBI desorbitado, sanciones y multas meramente recaudatorias, ordenanzas que cobran precios abusivos por todo. El ayuntamiento se ha convertido en una caja de recaudar y cada vez son menos los servicios que presta a los vecinos gratuitamente (certificado de empadronamiento, 5 euros; copia de Ordenanza de un folio, 10 euros, por compulsa de un folio, 1,20 euros, etc)

Al inicio de esta legislatura (2011) eran muchos los vecinos que defendían al alcalde que en las urnas había conseguido una holgada mayoría absoluta. Hoy, tres años y medio después, donde el recibo del IBI le ha subido sustancialmente (el compromiso estrella de Fernández Montes en la campaña electoral era no subir el IBI a los empadronados en toda la legislatura), el municipio se está empobreciendo por días, los cierres de negocios son continuos y las ofertas para la juventud inexistentes; por eso hoy es difícil encontrar defensores de la gestión de Fernández Montes y la frase más escuchada es “Torremolinos está muerto”.

Después de la anterior frase, lo que más se repite entre los vecinos es “Torremolinos necesita un cambio”. Cambio para ir recuperando el protagonismo de los ciudadanos. Cambio para ilusionar a una población en su futuro. Cambio para que el Ayuntamiento sea la casa de todos los torremolinenses. Cambio, porque el pueblo decida no sólo quién le gobierna, sino también cómo lo hace.

Como dijo Abraham Lincoln "Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo." Por muchos “coletazos” que dé el régimen en su agonía, no hay Noticiero ni Televisión municipal que consiga engañar a todo el mundo todo el tiempo.

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