Esas
son las características que ha de cumplir un buen gestor público, especialmente
en el ámbito local. En un ayuntamiento es necesario que el Equipo de Gobierno,
sea eso… un equipo. Un equipo que trabaje para resolver los problemas diarios
de los ciudadanos. Un equipo donde el alcalde y los concejales escuchen a los
vecinos y lo hagan mirándoles a la cara… diálogo, transparencia, honestidad y
cercanía.
Un
alcalde que utiliza descarada y desproporcionadamente el dinero público para en
la televisión municipal y demás medios pagados con dinero del bolsillo de los
contribuyentes, repetir continuamente lo bueno que es y lo bien que gestiona…
pues ya se sabe. Tiene tan poca credibilidad que, cualquier cosa que diga, se
pondrá en duda.
Sí…
estoy hablando de Torremolinos, donde el principal problema que se encuentran
los ciudadanos, es enfrentarse a una Administración Local que nos recuerda
continuamente el “vuelva usted mañana” de Mariano José de Larra, del siglo XIX.
Quizás en este caso, en Torremolinos, aún es bastante peor, pues nos
encontramos con una administración cerrada, donde el ciudadano no cuenta para
el gobernante y el oscurantismo sobre la gestión pública hace imposible, no ya
conocer cómo se gestiona el dinero público en general, sino cómo se gestiona
cualquier expediente que afecte a un ciudadano determinado.
Los
ciudadanos se sienten desorientados a la hora de realizar cualquier simple
trámite ante el Ayuntamiento y se encuentran solos ante la complejidad del
“régimen”. Cuando un ciudadano tiene que llevar a cabo una gestión
administrativa puede verse forzado a pasar por varias ventanillas sin que
ninguna le dé respuesta. La sensación a pie de calle es que no existe
transparencia y sí un claro favoritismo o partidismo que hace que los
ciudadanos de Torremolinos no sean todos iguales ante el Ayuntamiento. Por
tanto, en Torremolinos debemos abrir la gestión de los servicios públicos a las
técnicas más modernas que funcionan con éxito en otros ayuntamientos más
democráticos y transparentes. La transparencia y participación ciudadana han de
ser guías de la acción de gobierno en un ayuntamiento democrático. Aquí no
caben ideologías o colores políticos. Se trata de acercar las instituciones a
los ciudadanos. Recordemos que dos universidades españolas, en dos informes
distintos, han coincidido en sus conclusiones: “El Ayuntamiento de Torremolinos
es uno de los menos transparentes de España”
En
esta ciudad existe la necesidad y la obligación de pasar de una Administración
del siglo XIX a una del siglo XXI, donde los ciudadanos sean los protagonistas.
Los
políticos deben realizar su labor con total transparencia, pues están
decidiendo sobre el dinero público y sobre cuestiones que afectan directamente
a la vida diaria de los administrados. Sin transparencia en el poder, no hay
democracia real, y es imprescindible para evitar la corrupción. Si no se
respeta a las minorías, si no se respeta a los ciudadanos… si no se respetan
las reglas de juego, se está atentando contra la democracia. Gestionar
amparados en la opacidad es propio de políticos mediocres o corruptos, pues el
buen político es siempre un impulsor de la transparencia. Si la opacidad va
acompañada de una inyección de miedo al ciudadano, está muy cerca de
convertirse en un régimen local dictatorial.
Torremolinos
está en una situación decadente como consecuencia de la crisis y de una nefasta
gestión local. Sólo el alcalde y sus adláteres ven una evolución extraordinaria
en el municipio y manifiestan que Pedro Fernández Montes con el PP, son los
únicos que garantizan seguir como estamos, y tienen toda la razón, sólo
Fernández Montes es garantía de continuidad en la decadencia. EL alcalde actual
se ha atrevido en alguna ocasión en insinuar que sólo los tontos no le votan a
él.
Estoy
seguro de que el 24 de mayo seremos muchos los “tontos” que no votaremos al PP.
Y
cada voto de un “tonto” o de una “tonta” será útil precisamente para no seguir
como estamos. Será útil para que entre la democracia al ayuntamiento, para que
haya transparencia en la gestión pública, para que se escuche a los ciudadanos
y asociaciones, para que se faciliten las gestiones con el ayuntamiento, para
que un vecino pueda hablar directamente con un concejal o con el alcalde. Será
útil para acabar con el largo dedo del alcalde. Será útil para evitar que
formar parte del equipo de gobierno te dé derecho a colocar a todos tus
hermanos en el ayuntamiento. Será útil para que todas las personas sean
tratadas igual.
Hoy
día, el alcalde y candidato del PP para gobernar 24 años esta ciudad, Fernández
Montes es para Torremolinos como una rueda pinchada para una bicicleta… o se
cambia, o sólo se puede ir a peor.
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