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02 mayo 2015

Diálogo, transparencia, honestidad y cercanía

Esas son las características que ha de cumplir un buen gestor público, especialmente en el ámbito local. En un ayuntamiento es necesario que el Equipo de Gobierno, sea eso… un equipo. Un equipo que trabaje para resolver los problemas diarios de los ciudadanos. Un equipo donde el alcalde y los concejales escuchen a los vecinos y lo hagan mirándoles a la cara… diálogo, transparencia, honestidad y cercanía.

En los años 80 se escuchaba con frecuencia, la frase atribuida a Margaret Thatcher: “Ser poderoso es como ser una dama: si tienes que decir que lo eres, es que no lo eres".

Un alcalde que utiliza descarada y desproporcionadamente el dinero público para en la televisión municipal y demás medios pagados con dinero del bolsillo de los contribuyentes, repetir continuamente lo bueno que es y lo bien que gestiona… pues ya se sabe. Tiene tan poca credibilidad que, cualquier cosa que diga, se pondrá en duda.

Sí… estoy hablando de Torremolinos, donde el principal problema que se encuentran los ciudadanos, es enfrentarse a una Administración Local que nos recuerda continuamente el “vuelva usted mañana” de Mariano José de Larra, del siglo XIX. Quizás en este caso, en Torremolinos, aún es bastante peor, pues nos encontramos con una administración cerrada, donde el ciudadano no cuenta para el gobernante y el oscurantismo sobre la gestión pública hace imposible, no ya conocer cómo se gestiona el dinero público en general, sino cómo se gestiona cualquier expediente que afecte a un ciudadano determinado.

Los ciudadanos se sienten desorientados a la hora de realizar cualquier simple trámite ante el Ayuntamiento y se encuentran solos ante la complejidad del “régimen”. Cuando un ciudadano tiene que llevar a cabo una gestión administrativa puede verse forzado a pasar por varias ventanillas sin que ninguna le dé respuesta. La sensación a pie de calle es que no existe transparencia y sí un claro favoritismo o partidismo que hace que los ciudadanos de Torremolinos no sean todos iguales ante el Ayuntamiento. Por tanto, en Torremolinos debemos abrir la gestión de los servicios públicos a las técnicas más modernas que funcionan con éxito en otros ayuntamientos más democráticos y transparentes. La transparencia y participación ciudadana han de ser guías de la acción de gobierno en un ayuntamiento democrático. Aquí no caben ideologías o colores políticos. Se trata de acercar las instituciones a los ciudadanos. Recordemos que dos universidades españolas, en dos informes distintos, han coincidido en sus conclusiones: “El Ayuntamiento de Torremolinos es uno de los menos transparentes de España”

En esta ciudad existe la necesidad y la obligación de pasar de una Administración del siglo XIX a una del siglo XXI, donde los ciudadanos sean los protagonistas.

Los políticos deben realizar su labor con total transparencia, pues están decidiendo sobre el dinero público y sobre cuestiones que afectan directamente a la vida diaria de los administrados. Sin transparencia en el poder, no hay democracia real, y es imprescindible para evitar la corrupción. Si no se respeta a las minorías, si no se respeta a los ciudadanos… si no se respetan las reglas de juego, se está atentando contra la democracia. Gestionar amparados en la opacidad es propio de políticos mediocres o corruptos, pues el buen político es siempre un impulsor de la transparencia. Si la opacidad va acompañada de una inyección de miedo al ciudadano, está muy cerca de convertirse en un régimen local dictatorial.

Torremolinos está en una situación decadente como consecuencia de la crisis y de una nefasta gestión local. Sólo el alcalde y sus adláteres ven una evolución extraordinaria en el municipio y manifiestan que Pedro Fernández Montes con el PP, son los únicos que garantizan seguir como estamos, y tienen toda la razón, sólo Fernández Montes es garantía de continuidad en la decadencia. EL alcalde actual se ha atrevido en alguna ocasión en insinuar que sólo los tontos no le votan a él.

Estoy seguro de que el 24 de mayo seremos muchos los “tontos” que no votaremos al PP.

Y cada voto de un “tonto” o de una “tonta” será útil precisamente para no seguir como estamos. Será útil para que entre la democracia al ayuntamiento, para que haya transparencia en la gestión pública, para que se escuche a los ciudadanos y asociaciones, para que se faciliten las gestiones con el ayuntamiento, para que un vecino pueda hablar directamente con un concejal o con el alcalde. Será útil para acabar con el largo dedo del alcalde. Será útil para evitar que formar parte del equipo de gobierno te dé derecho a colocar a todos tus hermanos en el ayuntamiento. Será útil para que todas las personas sean tratadas igual.


Hoy día, el alcalde y candidato del PP para gobernar 24 años esta ciudad, Fernández Montes es para Torremolinos como una rueda pinchada para una bicicleta… o se cambia, o sólo se puede ir a peor.

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